La pesadilla que los monos representan para los agricultores en el suroeste de Puerto Rico, data de más de 40 años. La población creció en Sabana Grande, Guánica, Cabo Rojo, Lajas y San Germán, y para el 2008 contaron 1,150 monos patas oriundos de África, y en el 2009, 750 monos rhesus, provenientes de Asia.
El daño que ocasionan a las plantas de guineo es devastador. Y es que, al igual que los seres humanos, los monos buscan frutas maduras en su punto, por eso van probando una a una, hasta que encuentren la de su agrado. Según van haciéndolo, dañan gran cantidad de frutos.
Los primates fueron introducidos en Puerto Rico desde el 1938, para hacer estudios biomédicos, reproductivos o de comportamiento, por el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico. Para esto establecieron diversas colonias. A lo largo del tiempo, decenas de animales fueron clasificados como desaparecidos.
Desde el 2007, el Proyecto para el Control de los Primates en el Suroeste de Puerto Rico, del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, colocando radiocollares a las hembras, ha capturado con trampas y eutanizado, o cazado en las noches con armas calibre 22, a 2,375 monos patas, y 1,542 monos rhesus.
El programa ha logrado reducir dramáticamente la población de monos en el suroeste.