Qué pasa en Kursk, la región rusa tomada por Ucrania

Cuando se cumplan 30 meses de la guerra, la incursión de Ucrania en territorio ruso ha impactado fuertemente la imagen de Putin.

Vladimir Putin, ha sufrido un duro revés a su imagen en Kursk, región fronteriza donde el ejército ucraniano ha logrado abrir un segundo frente cuando se cumplen 30 meses de guerra.
GETTY IMAGES

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha sufrido un duro revés a su imagen en Kursk, región fronteriza donde el ejército ucraniano ha logrado abrir un segundo frente cuando se cumplen 30 meses de guerra, incursión que volvió a coger desprevenido al Kremlin.

Fuentes oficiales consultadas por la prensa independiente, expertos occidentales y blogueros militares rusos coinciden al pronosticar que Moscú tardará meses en expulsar a las tropas enemigas de su territorio.

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La audaz operación ucraniana ha ensombrecido los evidentes avances rusos en el Donbás, donde las tropas ucranianas está claramente en retirada.

Las secuelas en la imagen pública

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Según el Centro de Estudio de la Opinión Pública (Vtsiom), cercano al Kremlin, la imagen de Putin ha sufrido su mayor revés desde el comienzo de la conocida como "operación militar especial" hace dos años y medio.

El sondeo realizado entre el día 12, seis días después del inicio de la incursión ucraniana, y el 18 de agosto muestra una caída del 3.5 % de la aprobación de la gestión del presidente, del 77.1 % la semana anterior al 73.6 %.

Además, según Vtsiom, la confianza en el jefe del Kremlin también ha sufrido un descenso y ha pasado del 80.8 % al 78.2 %, un retroceso del 2.6 %.

Por el momento, el nivel más bajo de aprobación y popularidad de Putin, aunque no la mayor caída de una semana a otra, se alcanzó cuando el presidente anunció la movilización parcial en 2022 y justo después de la sublevación de Yevgueni Prigozhin en junio de 2023.

Según la compañía FilterLabs AI, que analiza las redes sociales rusas, los comentarios negativos hacia Putin no han dejado de aumentar en las últimas tres semanas.

No ha contribuido a su popularidad el hecho de que entre los prisioneros de guerra apresados en Kursk se encuentre un número indeterminado de reclutas que realizaban el servicio militar.

Con todo, tanto la compañía como la fuentes oficiales citadas por el diario New York Times que recoge ese estudio no se atreven a hablar de un deterioro a largo plazo de la imagen del líder ruso, quien ya se recuperó con rapidez del desafío de Prigozhin y del brutal atentado islamista de marzo en el Crocus City Hall.

Kursk, la última frontera

La operación ucraniana en Kursk no pudo llegar en peor momento para Moscú y en mejor momento para Kiev, que no es capaz desde hace meses de frenar las embestidas rusas en la región de Donetsk.

En su parte semanal el Ministerio de Defensa ruso cifró en cinco las localidades tomadas durante los últimos siete días por la agrupación militar Tsentr (Centro) en la región de Donetsk.

Los objetivos estratégicos de Moscú son los cruces de caminos de Pokrovsk y Toretsk, claves en su avance hacia los principales bastiones ucranianos de Sloviansk y Kramatorsk, aún lejos del alcance ruso.

Mientras la propaganda rusa oculta la magnitud de la incursión enemiga en Kursk, el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) insiste en su último informe que las tropas ucranianas siguen avanzando en las inmediaciones de Sudzha.

El Ministerio de Defensa aseguró haber repelido esta semana otros dos intentos de incursión fronteriza de varias brigadas mecanizadas ucranianas en Kursk y en Briansk.

Lo que parecía una maniobra de despiste se ha convertido en un grave problema para el Kremlin, que se ve obligado a combatir en su propio territorio por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, incluso habló de crear una franja de seguridad en Kursk, emulando el plan de Putin en el norte de la región de Járkov.

¿Cuándo volverá la paz?

Aunque Ucrania aseguró en un principio que el objetivo de la operación fronteriza era obligar a Moscú a sentarse en la mesa de negociaciones, Rusia no parece esta por la labor.

Una semana después de la incursión, Putin cerró a cal y canto la puerta a unas posibles negociaciones de paz con Kiev, que en julio abogó por la participación de Moscú en una cumbre de paz en noviembre.

Los halcones rusos tomaron en los últimos días la palabra y también han descartado dialogar con los que tacharon de "terroristas".

"Después del acto terrorista cometido por los neonazis en la región de Kursk todo encaja (...) Ahora todo el mundo lo entiende, aunque no lo admitan ¡Entienden que no habrá más negociaciones hasta la total destrucción del enemigo!", dijo Dmitri Medvédev, expresidente y número dos del Consejo de Seguridad de Rusia, conocido por sus exabruptos en las redes sociales.

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