SAO PAULO, Brasil - Aún no se determina la causa de la tragedia aérea en Brasil aunque algunos expertos han mencionado la posibilidad de que hubiese existido una acumulación grave de hielo en las alas.
Los pilotos Santos Danilo Romano y Humberto de Campos Alencar e Silva volaban el ATR 72 bimotor turbohélice de la aerolínea local Voepass con 57 pasajeros y dos asistentes de vuelo (un total de 61 personas a bordo) que había partido desde Cascabel en dirección al aeropuerto de Guarulhos, pero el avión se desplomó en la cercana ciudad de Vinhedo.
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Algunos expertos en aviación están hablando de engelamiento como la posible causa del accidente, que no dejó sobrevivientes.
Engelamiento es cuando partes del avión se congelan debido al frío atmosférico, lo que da paso a la formación de hielo, especialmente en las alas, lo que hace que la aeronave pierda las capacidades aerodinámicas.
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Esta pérdida da paso a que los pilotos pierdan la capacidad de controlar el avión que se vuelve más pesado.
Cuando esto sucede, produce que el avión comience a caer en barrena, o en picada dando giros sobre sí mismo. Videos de los últimos momentos del vuelo muestran al avión cayendo en picada, dado vueltas sobre sí mismo.
Pero el ministro de aeropuertos Silvio Costa Filho puso paños fríos sobre esta y otras teorías cuando les dijo a los reporteros el viernes que Romano y su copiloto no avisaron que harían un aterrizaje de emergencia, ni comunicaron la existencia de ninguna condición climática adversa.
La peor tragedia aérea por engelamiento ocurrió en 1985 en Canadá, cuando un avión charter con 256 personas a bordo, la mayoría soldados de Estados Unidos, se estrelló tras despegar del aeropuerto de Gander.
Romano acababa de cumplir su primer año completo en el puesto de comandante para Voepass, que lo contrató en noviembre de 2022 como copiloto, le dijo la aerolínea a la AP en un comunicado. Añadió que Romano había acumulado 5,202 horas de vuelo para Voepass, todas en aviones del modelo ATR, el único tipo que posee la empresa.
ENTIERRAN AL PILOTO DEL AVIÓN
El piloto del avión fue enterrado el lunes en Sao Paulo, la primera de las 61 víctimas en ser sepultada, mientras las autoridades siguen trabajando para determinar qué fue exactamente lo que provocó el accidente.
Una carroza que traía el féretro de Danilo Santos Romano se desplazó por las calles de Penha, un vecindario de clase trabajadora en el lado oriental de Sao Paulo, en camino a un cementerio que yace detrás de su apartamento.
Familiares y amigos caminaban detrás del vehículo, y docenas de propietarios de tiendas que lo conocían por ser cliente suyo se reunieron en las aceras para aplaudir mientras pasaba. Romano tenía 35 años.
Clesio Moura, uno de los comerciantes que aplaudía, dijo que conoció al piloto hace dos años.
“Él había vivido en el exterior, trabajó para compañías extranjeras, pero siempre era humilde”, señaló Moura. “Solíamos charlar sobre fútbol; él realmente quería tener un hijo para llevarlo al estadio algún día. Danilo estaba lleno de vida”.
En el accidente del viernes murieron 57 pasajeros y cuatro tripulantes. Las tomas del avión desplomándose en barrena horrorizaron a la gente en todo el mundo.
La viuda de Romano, Thalita Valente Machado, no habló con los periodistas reunidos afuera de la ceremonia, pero proporcionó una carta con una lista de las personas y organizaciones a las que deseaba agradecer.
“Queremos dar un agradecimiento muy especial a su compañero de vuelo Humberto de Campos Alencar e Silva, que luchó junto con Danilo”, decía su misiva. “Estamos seguros que hicieron todo lo posible y que son héroes”.
