CIUDAD DE MÉXICO - Demostraron su furia e impotencia pintando la puerta y las paredes de Palacio Nacional.
Arrojaron globos con tinta roja, prendieron fuego, agredieron a los policías y exigieron que, en un país donde cada día se contabilizan al menos 10 homicidios de mujeres, ni una más sea asesinada.
"La sangre de las víctimas está en las manos del presidente y en cada persona que nos juzga", dijo de manera anónima una de las manifestantes.
En medio del caos, Lidya Guerrero pidió pacíficamente justicia para su hija asesinada hace tres años y rogó porque su historia no se repita.
"Deberían hacer caso porque sí nos están matando, hay 10 asesinadas cada día", afirmó Guerrero.
Dentro de Palacio, el presidente Andrés Manuel López Obrador daba su tradicional conferencia y ahí reprobó el machismo y la violencia contra ellas y aseguró que los agresores serán castigados.
"Es una cobardía agredir a una mujer", expresó López Obrador.
Pero esas palabras no llenaron a quienes protestaban, así que siguieron avanzando.
En medio de un fuerte dispositivo policiaco las manifestantes llegaron a las instalaciones de diversos medios de comunicación porque quieren demostrarles su rechazo ante la publicación de fotos de feminicidios que muestran los cadáveres y los rostros de las víctimas.
Aunque eran pocas, las jóvenes hicieron escuchar sus voces porque esta misma semana, las imágenes de una mujer que fue desollada por su pareja llenaron las primeras planas.
"No solo vulnera a las víctimas sino también a sus familias", argumentó una de las manifestantes..
Luego continuaron su marcha como aseguraron que lo harán hasta que dejen de matarlas.
