El 29 de febrero pasado, en plena luz del día, tres preciados French Bulldogs fueron arrebatados de la propiedad de Katherine Santacoloma y su familia en Princeton, en la calle 255 y la avenida 109 del suroeste de Miami-Dade. Lo que en un principio parecía ser un simple robo, pronto se reveló como una trama mucho más siniestra y perturbadora.
"De verdad es muy frustrante, te llena de miedo, te llena de pánico porque no sabes quién vive al lado tuyo...", confesó Santacoloma al descubrir que los presuntos autores del crimen eran nada más y nada menos que sus propios vecinos.
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Según los informes policiales, Leslie Jane Díaz Martínez y Nelson Steven Rodríguez, residentes colindantes a la propiedad de Santacoloma, orquestaron el robo de los cáninos en un acto de premeditación y crueldad que desafía la lógica. "En un primer momento, intentaban envenenar a los perros... pero ellos mismos fueron las personas que llamaron inicialmente a mi esposo y ellos mismos proporcionaron el video", relató Santacoloma.
Las imágenes de la cámara de vigilancia, inicialmente presentadas como una ayuda para la investigación, se convirtieron en la clave que llevó a los detectives a desentrañar la verdad. En ellas, se aprecia a Rodríguez estacionando su vehículo Toyota Sienna de color oscuro cerca de la propiedad, mientras su cómplice, aún prófugo de la justicia, vestido de negro y con el rostro cubierto, aguardaba para atrapar a los perros y escapar con ellos.
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"Solamente me quedan los ladridos y los aullidos de los animales, y son muy fuertes, nunca vi el video", lamentó Santacoloma.
Afortunadamente, los tres French Bulldogs regresaron a su hogar tres semanas después, mientras los acusados enfrentan cargos por robo en mayor cuantía en tercer grado, crueldad animal e intento de herir o matar, y ocultamiento de evidencia física.
"Hay que tomar precauciones...", advirtió Santacoloma.