El debate sobre si debe o no reabrirse la economía de manera gradual en el sur de Florida y especificamente en el condado Miami-Dade volvió hoy a tomar fuerza. El alcalde Carlos Giménez se reunió de manera virtual con empresarios del sector hotelero y turístico para discutir opciones.
“El coronavirus golpea a todo el mundo forzándonos a cerrar los negocios no esenciales y el sector hotelero y turístico. No fue intencional, pero tuvimos que hacerlo”, dijo el alcalde.
Pero mientras las discusiones políticas avanzan, en las calles vacías de la legendaria Ocean Drive en Miami Beach, el devastador impacto económico de la pandemia se ve en todas partes con hoteles, bares y restaurantes cerrados.
Trabajadores de la zona creen que “es necesario que se reabra. Todo va en picada y hay mucha gente desempleada, mucha gente sin trabajo, muchos padres de familia sin llevar que comer a su casa. La gente está cansada. Quiere regresar a su vida normal”.
Por ahora, no hay señales de que la economía fuerte y dinámica regrese a uno de los más icónicos epicentros mundiales del turismo.
El viernes está previsto que el comité compuesto por expertos de la industria de hostelería y ocio, los parques temáticos y las aerolíneas, entre otros, que designó DeSantis entregue sus recomendaciones.
Un 76 % de los electores de Florida rechaza que la actividad económica se reanude en el estado sin la venía de las autoridades sanitarias a cargo del COVID-19, según una encuesta publicada este miércoles.
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El sondeo de la Universidad de Quinnipiac dice también que el 72 % piensa que el distanciamiento social debido al COVID-19 deberá continuar hasta mayo, mientras un 22 % piensa lo contrario.
Los ánimos están caldeados entre los partidarios de poner a la gente de nuevo a trabajar cuanto antes y los que no quieren apresurarse por miedo a una "segunda ola" de COVID-19, como ha advertido el director de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), Robert Redfield.
Con información de EFE