Ana de Armas, la actriz cubana que ha conquistado Hollywood con su talento y elegancia, ahora ocupa los titulares por algo más que su carrera. Su nueva relación con Manuel Anido Cuesta, el hijastro del presidente cubano Miguel Díaz-Canel, ha causado revuelo tanto en Cuba como en el extranjero.
Manuel Anido, de 27 años, es abogado y el hijo de Lis Cuesta, la primera dama de Cuba. Aunque no ocupa un cargo político oficial, su proximidad al poder es evidente. Ha acompañado a su madre y al mandatario cubano en giras internacionales, encuentros diplomáticos y actos oficiales. Su presencia en círculos de élite contrasta con la difícil realidad que enfrentan millones de cubanos.
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En una ocasión, el propio Díaz-Canel se refirió a Manuel como “la oposición de la familia”, un comentario que generó risas, pero también levantó cejas, ya que su estilo de vida parece estar muy lejos de esa etiqueta. A pesar de los discursos gubernamentales que promueven la austeridad y la “resistencia creativa”, Manuel ha sido fotografiado disfrutando de cenas opulentas, viajes exclusivos y luciendo objetos de lujo, como un maletín Montblanc valorado en más de $1,000.
La polémica explotó tras la publicación de un reportaje de la revista *¡HOLA!*, que captó a Ana y Manuel paseando por las calles de Madrid después de una cena en un exclusivo restaurante. Las imágenes confirmaron rumores que circulaban desde hace meses sobre una relación entre ambos.
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El contraste entre sus trayectorias es evidente. Ana de Armas dejó Cuba a los 18 años para buscar oportunidades en España y luego triunfar en Hollywood. Su carrera ha sido meteórica, con papeles destacados en películas como *Knives Out* y *Blonde*. Además, ha sido objeto de atención por sus relaciones previas con figuras como Ben Affleck y Paul Boukadakis, vicepresidente de Tinder.
Por otro lado, Manuel Anido, aunque lejos de los reflectores del cine, ha vivido rodeado de privilegios como parte de la élite gobernante en Cuba. Su vida de lujos y el vínculo con una figura tan visible como Ana de Armas no han pasado desapercibidos, especialmente en un momento de crisis económica profunda en la isla, donde millones luchan contra la escasez, apagones prolongados y la pobreza.
El romance ha desatado un debate en redes sociales y medios de comunicación. Algunos critican la relación, viéndola como un contraste insultante frente a la realidad cubana. Otros defienden a Ana de Armas, argumentando que su vida personal no debería ser objeto de escrutinio político.
