Este sábado, residentes y activistas se congregaron frente al edificio Stephen P. Clark en Miami y gritaban "no somos el vertedero del condado", mientras protestaban contra la propuesta de reconstruir el incinerador de residuos sólidos en Doral. La protesta buscaba frenar una decisión que será votada el próximo 3 de diciembre por la Junta de Comisionados del Condado de Miami-Dade.
La alcaldesa de Doral, Christi Fraga enfatizó que mantener el incinerador en Doral representa una carga injusta para una ciudad que ya ha sufrido los efectos de esta instalación por décadas.
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>“No es el lugar correcto. Hemos enfrentado problemas ambientales, de salud y de calidad de vida que no deben perpetuarse,” afirmó la alcaldesa.
Además, criticó que el condado justifique su decisión argumentando que trasladar la planta costaría $800 millones, equivalentes a $42 por hogar al año. “No es un precio excesivo si significa proteger nuestra ciudad y buscar una solución equitativa a largo plazo,” añadió.
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>Planta de reciclaje de residuos
Por su parte, el alcalde de Miramar, Wayne Messam, expresó alivio porque la alcaldesa Daniella Levine Cava retiró el sitio de Airport West como posible ubicación, destacando la importancia de proteger los Everglades y los avances en restauración ambiental.
Sin embargo, advirtió que hasta que el incinerador sea descartado por completo, su comunidad permanece en riesgo. “Seguimos vigilantes para garantizar que esta decisión sea definitiva,” declaró.
La alcaldesa del condado, Daniella Levine Cava, argumentó que reconstruir el incinerador en Doral es la opción más viable económicamente, asegurando que sería más limpio, moderno y alineado con los objetivos de cero residuos del condado.
“No hay una solución perfecta, pero debemos avanzar con lo mejor para nuestros residentes, el medio ambiente y los contribuyentes,” señaló.
El rechazo al incinerador tiene raíces profundas. Por décadas, Doral ha albergado la planta de conversión de residuos en energía, enfrentando olores persistentes, contaminación del aire y preocupaciones de salud.
En 2023, un incendio en la instalación intensificó la crisis, generando una nube de humo que afectó a miles de residentes. Este episodio reforzó las demandas de la comunidad para cerrar o reubicar el incinerador.
La nueva propuesta, que busca reconstruir la planta en el mismo sitio, ha desatado indignación, pues muchos sienten que perpetúa un modelo de gestión de residuos que prioriza lo económico sobre la salud y el bienestar de las comunidades afectadas.
El próximo 3 de diciembre será clave para definir si Miami-Dade apuesta por soluciones sostenibles o continúa con una estrategia que, según sus críticos, ignora el impacto acumulado en comunidades como Doral.