Tras los sucesivos disparos, residentes de un vecindario de Tamiami se quejan por lo que consideran una peligrosa irresponsabilidad reflejada en las paredes de sus casas.
Natalie Méndez, la fiscal del caso, recordó que hubo siete víctimas, tres de ellas fueron menores: un niño de 2 años, uno de 4 y uno de 13.
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Al de 4 años lo alcanzó una de las balas sin rumbo. Su madre dijo que su hijo estaba jugando en su habitación cuando una bala perdida le rozó el torso. “He tenido pensamientos muy escalofriantes. Lo que podría haber pasado. Gracias a dios no pasó. Ha estado muy traumatizado”.
Christopher Delcarpio fue identificado como el tirador. En la corte, solicitó arresto domiciliario y llevó a su novia para decirle al juez que los padres de ella estaban dispuestos a recibirlo.
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“¿Quién exactamente estaría ahí si el señor Delcarpio fuera liberado a esa dirección?”, le preguntaron, a lo que respondió: “Yo, él y mi madrastra, porque mi papá es camionero y siempre está conduciendo.”
Los fiscales describieron al sospechoso como peligroso y resaltaron un arresto anterior donde su novia llamó a la policía. En ese momento, ella alegó que él le rompió el teléfono, la empujó y le arrancó el pelo.
“¿Cómo se rompió el teléfono?”, le preguntaron. “No recuerdo”, ella respondió.
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¿El te siguió a Metro PCS, no?”, le increparon nuevamente. “No recuerdo eso”, dijo.
“¿Esto pasó hace aproximadamente un año?”, le cuestionaron. “Un año”, respondió.
¿Un año y no sabes qué pasó hace un año?”, le reiteraron. “Algunas cosas, tomo mucha medicación”, se defendió ella.
La novia dice que fue un malentendido, aunque el reporte indica que la tiró por el cabello en público.
La jueza lo mantuvo detenido hasta el juicio, y dijo: “No creo que existan condiciones de libertad que sean suficientes para proteger a la comunidad, dadas las acciones del acusado en este caso. Acciones en incidentes anteriores.”
Al acusado se le vio secándose las lágrimas, fue considerado un peligro para la comunidad.
