Miami-Dade ha dado un paso hacia la protección del medioambiente y el bienestar social con dos resoluciones que han generado amplio debate. Una de ellas busca eliminar los plásticos no reciclables en espacios públicos bajo contratos nuevos con el condado, mientras que la otra aborda la financiación de servicios para personas sin hogar.
Ambas medidas reflejan el intento del condado por enfrentar problemas urgentes que afectan tanto al entorno natural como a la calidad de vida de sus residentes.
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Con un respaldo mayoritario de 10 votos a favor y 3 en contra, los comisionados aprobaron una resolución que prohíbe el uso de plásticos no reciclables en negocios que establezcan nuevos contratos en propiedades del condado, incluyendo playas, parques, marinas y el Aeropuerto Internacional de Miami.
La iniciativa, liderada por la comisionada Eileen Higgins, busca abordar el impacto de los microplásticos en los ecosistemas marinos y en la salud humana.
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“Solo el 10% de las botellas de plástico se reciclan; el resto termina en nuestra basura, nuestras aguas y, finalmente, en los peces que consumimos. No es saludable ni para las personas, ni para el planeta”, afirmó Higgins durante su intervención.
El cambio incluye reemplazar plásticos por alternativas biodegradables o reciclables, como el aluminio, que aunque más caro, ofrece una solución sostenible. Sin embargo, el comisionado Roberto González expresó su preocupación por el impacto económico que esto podría tener: “El aluminio cuesta un 30% más que el plástico, y los negocios inevitablemente trasladarán ese costo a los consumidores”.
A pesar de las diferencias, iniciativas como la del Zoo Miami, que ya ha eliminado plásticos de sus instalaciones, demuestran que el cambio es viable.
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En paralelo, el condado también abordó una disputa con la ciudad de Miami Beach sobre la financiación de servicios para personas sin hogar. Tras la anulación de un referéndum que proponía un impuesto sobre restaurantes para este propósito, el condado ha exigido a la ciudad hasta $10 millones en impuestos sobre propiedades en el distrito de Lincoln Road.
La alcaldesa de Miami-Dade, Daniella Levine-Cava, enfatizó la necesidad de una respuesta colectiva: “Todos tenemos la responsabilidad de cuidar de quienes no tienen un hogar, no solo en Miami Beach, sino en todo el condado”.
Ron Book, director del Homeless Trust, reforzó esta postura argumentando que todas las comunidades de Miami-Dade deben compartir la responsabilidad de financiar los servicios para personas sin hogar.
Ambas resoluciones han generado un debate que refleja las tensiones entre la sostenibilidad, la justicia social y las preocupaciones económicas. Si bien el requisito para eliminar plásticos solo aplicará a nuevos contratos, los defensores creen que esta medida será un importante primer paso hacia la transformación ecológica del condado.
Por otro lado, la demanda de fondos para personas sin hogar pone de relieve las desigualdades en la distribución de recursos entre las ciudades del condado. Miami Beach, un destino turístico de renombre, enfrenta la presión de contribuir de manera más significativa al bienestar colectivo.