El pasado miércoles, mientras regresaban a casa, Doris y su hijo fueron víctimas de un violento robo armado en Homestead.
Doris, quien aún se encuentra visiblemente afectada, relató los momentos que vivió junto a su hijo de cuatro años. Todo ocurrió dentro de su edificio cuando, de manera inesperada, un hombre armado se les acercó, apuntándoles con una pistola mientras exigía sus pertenencias.
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“El temor mío era mi hijo (…) que le pasara algo a mi hijo”, expresó Doris, con la voz quebrada al recordar el incidente.
El pequeño, ajeno a la magnitud del peligro, no dejó de llorar durante el ataque, lo que aumentó la desesperación de la madre, relató la mujer.
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“Mi hijo sí lloraba mucho (… ) lloró bastante”, dijo Doris.
El asaltante, identificado como Osbaldo Marín Ortiz, de 21 años, no solo tomó el teléfono de Doris, sino que también le exigió abrir la puerta de su apartamento. Fue entonces cuando la madre, en un acto de valentía y desesperación, ideó una salida para proteger a su hijo.
“Solo se me ocurrió tocarle la puerta a mi vecina rapidito para que me ayudara”, relató Doris.
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Este gesto fue suficiente para que el presunto delincuente desistiera de su intento de entrar al apartamento y huyera con el celular robado.
Inmediatamente después del ataque, Doris contactó a la policía. Gracias a su rápida acción, las autoridades lograron localizar y detener a Marín Ortiz, quien aún tenía el teléfono robado en su poder.
Las investigaciones revelaron que el arma utilizada en el robo había sido reportada como robada, y que Marín Ortiz ya contaba con antecedentes penales.
“Es duro, pero gracias a Dios lo pudieron agarrar… Yo solo pido justicia”, afirmó Doris, aliviada por la captura del agresor.
Doris contó que, a la mañana siguiente, su pequeño se despertó llorando y negándose a ir a la escuela, mostrando claros signos del trauma que vivió.
“El niño en la mañana se levantó llorando… que no quería ir a la escuela… pero así me lo llevé”.
