Hoy, finalmente, pudieron conocerse en La Pequeña Habana un donante y una joven cubana que recibió -hace un año- la médula ósea que le salvó la vida. Fue un encuentro muy emocionante porque solo habían estado en contacto por mensaje de texto, ya que así lo establece el protocolo.
“Muy, muy emocionante, extremadamente”, así describe el primer encuentro con la persona que, sin conocerla, le regaló una segunda oportunidad de vida.
Niurdys Montenegro llegó de Cuba hace una década pero hace tres años, la joven recibió un diagnóstico que cambiaría su vida. Entrenaba en el gimnasio cuando un dolor en su pierna comenzó a preocuparla, luego llegaría la triste noticia.
“Sentía tanto dolor, sentía tanto miedo a no caminar, que cuando descubrieron lo que tenía, me quitaron el dolor, pude caminar, y entonces no fui muy consciente de lo que tenía, de que tenía cáncer”, recuerda.
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La leucemia que al principio parecía ceder a las sesiones de quimioterapia, Montenegro cuenta que “cuando ya iba a terminar el proceso y pensé que estaría más tranquila, me da un dolor en la espalda baja y era que el cáncer había vuelto”.
“Si no encuentras un donante, no hay mucho que hacer”, remarca Niurdys Montenegro, de 36 años, quien recibió un trasplante de médula ósea en enero de 2023. “Hay personas que aparecen y no son compatibles 40 por ciento, 60 por ciento. Pero él era compatible al 100 por ciento, es decir, las posibilidades de que las cosas salieran mal, eran mínimas”.
La joven cubana cuenta que “no había mas opción que un trasplante de médula ósea”. Montenegro explica que “son bolsitas pequeñas, con sangre, te las ponen en una línea, y te van pasando todo ese fluido … pero lo difícil es que el organismo reacciona a todo eso, porque te están pasando médula”.
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Por eso se requiere un donante compatible, que para suerte de la joven estuvo disponible prácticamente desde que le anunciaron que esa sería su esperanza de vida.
Steven Metzler cuenta que “habían pasado siete u ocho años desde que me registré como posible donante y me había olvidado, hasta que recibí un correo … enseguida me sentí comprometido y dispuesto a ir a los hospitales, hacerme pruebas, lo que fuese necesario”.
Montenegro, quien recibió el trasplante de médula ósea, explica que la “mayoría de la gente ha tenido a alguien cercano con esta enfermedad, pero él lo hizo altruistamente".
“Fue bastante fácil y obviamente, muy gratificante, tener la oportunidad de ayudar a alguien y marcar la diferencia, en su vida y en la de su familia”, apunta Metzler.
“Mi tipo de leucemia es la de los niños … si todo el mundo donara como donan sangre, sería, por supuesto, una gran ayuda”, remarca Montenegro, quien esta segura de que todo ha sido un regalo de vida, que agradece con toda sus fuerzas, las mismas con la que combate la enfermedad que una vez más, amenaza con volver.
Para este encuentro, su donante voló desde Carolina del Norte con una de sus hijas. Metzler dijo que si hubiese sido su familia la afectada con esta enfermedad, desearía lo mismo: “que alguien ofreciera su ayuda”.
“Ahora empecé una inmunoterapia, tengo conectado un cable, con fluido, y esto debe demorar cuatro meses … por eso es difícil mirar al future. Yo solo digo: ‘quiero vivir, y aquí estoy’”.
Si quiere convertirse en un donante de medula puede visitar este sitio y obtener más información. Todo se hace a través de una organización internacional, sin fines de lucro.