Las intensas lluvias dejaron calles inundadas, automóviles varados y drenajes desbordados. Una vez más, los vecinos de áreas vulnerables como Melrose Park enfrentaron las consecuencias de un problema que parece no tener solución inmediata.
“Esto parecía un río”, relató Maritza Pagán, residente del área afectada, al recordar cómo el agua estuvo a solo pulgadas de entrar a su hogar. Pagán, quien trabaja desde casa, describió la rapidez con la que la lluvia transformó su vecindario en una zona de desastre.
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>La advertencia de inundaciones, emitida por el Servicio Nacional de Meteorología, alertó a los residentes. Sin embargo, muchos ya esperaban lo peor. “Cuando aquí llueve, siempre se inunda”, comentó Pagán, señalando que este es un problema conocido por las autoridades locales.
El impacto no solo se sintió en las casas, sino también en lugares como la escuela Santo Tomás de Aquino, donde estudiantes tuvieron que quitarse los zapatos para atravesar el agua acumulada. Vivían López, otra residente de la zona, expresó su frustración por la dificultad que enfrentaron los niños para desplazarse. “Es un problema constante”, afirmó.
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>Además, las condiciones del clima complicaron las rutinas diarias de los habitantes. Rebeca Guido, quien suele salir a caminar cada mañana, compartió su experiencia: “Primero pensé que iba a llover normal, pero de repente todo se llenó de agua. Estaba bien feo”.
Jacques Paul, otro vecino del área, comentó con tranquilidad: “Ya me acostumbré. Ha sido peor antes”. Este sentimiento de resignación parece ser común entre los afectados, quienes enfrentan la situación con una mezcla de paciencia y frustración.
Rebeca Guido dijo: “Mientras podamos pasar con los carros, está bien”.
En respuesta, la ciudad de Fort Lauderdale envió camiones de obras públicas para extraer el agua acumulada, proporcionando un alivio temporal a los residentes. No obstante, queda claro que esta no es la primera ni será la última vez que los habitantes de Melrose Park enfrenten estas condiciones.