"Recuerdo que estaba sucia con unos cartuchos abiertos con sangre, puestos ahi en esa camilla”, dice Gisi, una madre cubana que sin mostrar su rostro, declaró a Telemundo 51 haber sufrido violencia obstétrica en Cuba, cuando dio a luz a su hijo.
No es la única, una investigación realizada en 2019 por 5 periodistas independientes cubanas, y a la cual titularon “Partos rotos”, describió las experiencias de alumbramiento en la isla, entre la década de 1960 y el 2021.
Noticias de Florida 24/7 en Telemundo 51.
Las respuestas a un cuestionario aplicado a más de 500 madres, permitieron crear “la primera base de datos que hay en Cuba y la única disponible de atención materno-infantil y violencia obstétrica”, dijo Claudia Padrón, coordinadora principal de la investigación.
Padrón sostiene que entre los testimonios de madres que fueron víctimas del algún tipo de violencia, conoció a mujeres a las que “durante el proceso de parto les dieron una galleta, un pellizco, las amarraron y más allá de la empatía que sentía por ellas como mujer y como periodista, sentías miedo como futura madre a vivir una experiencia asi”.
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Fue el caso de Yusimí, quien con un embarazo pretérmino de 34 semanas y media, fue remitida para cesárea de emergencia.
“Ya no tenía pérdida de líquido, comencé con pérdida de sangre, los dolores se agudizaron. Cuando me hacen un ultrasonido la doctora le dice a mi mamá: corra porque ni ella, ni la bebé”, dijo Yusimí a Telemundo 51, junto a su hija Angeline, quien padece un retraso metal severo y una parálisis cerebral, según dice, por la mala práctica médica.
Local
Registros del Ministerio de Salud Pública cubano recogen la estadística de los bajos índices de mortalidad infantil (7.1 por cada mil nacidos vivos en 2023), pero omite en su discurso oficial el porcentaje de mujeres maltratadas, violentadas e ignoradas, cuando dieron a luz a sus hijos.
Según los datos de la investigación periodística "Partos rotos", de las 514 madres encuestadas el 41 por ciento afirmó haber recibido violencia verbal o psicológica y el 44 por ciento sufrió la maniobra de Kristeller, un proceso de parto que se utiliza para hacer salir al bebé con mayor rapidez a través del canal vaginal durante la fase de expulsión.
Experiencia por la que pasó otra de las madre encuestadas.
Ella asegura haber hecho su trabajo de parto en casa, “porque ya había escuchado historias de que en el hospital te trataban mal".
Cuenta que una doctora se le encaramó sin pedirle consentimiento y comenzó a presionar su vientre. Dice que se asustó y la empujó, y la doctora en muy mala forma le respondió:- “mira estás matando a tu chiquita, porque ya se te cagó adentro y si no la sacamos ahora la vas a matar”.
Los testimonios son diversos, fuertes, desgarradores, en cada uno puede sentirse la experiencia traumática que hasta la fecha sufren cientos de madres cubanas marcadas por la violencia obstétrica.
"No hay las condiciones, parimos unas arriba de la otra”, “el momento del parto que yo había soñado pues se me desboronó, fue lo más frio y vulgar y antihumano”, “la cama de operaciones es como una cruz y tú estás amarrada ahí como el mismo Cristo siendo violentada por todas partes”. Son algunos testimonios que se escuchan en el podcast que acompaña la investigación titulado “Isla violenta”.
Si bien las estadisticas aportadas por la investigación "Partos rotos" no han sido usadas en la prensa oficialista cubana, la prensa independiente y la prensa extranjera acreditada en la isla, sí han compartido la data y algunos testimonios, porque “en cierta medida hubo un #metoo en este tema, aunque todo el mundo sabe que sucede y sucedía", afirma María Antonieta, una de las colaboradoras de la investigación.
María Antonieta también vivió la experiencia de la violencia obstétrica, cuando dio a luz a su hjo.
“No tenemos ningún mecanismo internacional que sea vinculante para poder hacer accountability (fincar responsabilidades) y toda la justicia a estas personas que cometen estas barbaridades", dijo Javier Larrondo, presidente de la ONG Prisioner Defenders. “Tenemos que buscar denuncias en Naciones Unidas que permitan por lo menos tener cartas acusatorias”.
Precisamente la investigación "Partos rotos" usó para su desarrollo la guía de parto respetado de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece el derecho a un parto digno, seguro y acompañado.
Este es un derecho que "en Cuba está siendo violentado", sostiene María Antonieta.
A raíz de la publicación de "Partos rotos", el régimen de La Habana inició una campaña de desacreditación periodística para devaluar la investigación, con reportes positivos sobre el cuidado materno-infantil. Contradictoriamente, anunció el primer proyecto piloto de parto respetado.
Un proyecto que según la periodista Claudia Padrón, al cabo de 6 ó 7 meses, y después de volver a entrevistar a madres y personal médico bajo condición de anonimato pudo "comprobar que todos tenían la misma versión, que sí, que el documento existía, se había analizado en una reunión a la que habían asistido, y ahí habia quedado".
Como poner un parche en una gotera, sin estrategias, recursos, ni personal médico.
La violencia obstétrica en Cuba ya no es un secreto, no es un problema del pasado.
Atender respetuosamente a la madre gestante dándole autonomía, manteniendo su dignidad, confidencialidad y privacidad, son algunas de las recomendaciones que dicta la guía de parto humanizado de la OMS.
Los testimonios de madres violentadas el día que trajeron a sus hijos al mundo, aun sin contar, llevan las cicatriz de un parto roto, en un país sin derechos.