Los precios alcanzan los 500 dólares, una cifra inalcanzable para la mayoría de los cubanos.
La situación en Cuba ha llegado a un punto crítico. La isla se encuentra sumida en una profunda crisis energética que ha provocado una parálisis casi total de la vida diaria. A pesar de las explicaciones del ministro de Energía, las consecuencias de la situación son evidentes y afectan a todos los aspectos de la vida en el país: escuelas cerradas, centros de trabajo clausurados hasta el 27 de octubre, y una economía que se ha visto obligada a detenerse para evitar un colapso total del suministro eléctrico.
Mientras tanto, la Unión Eléctrica de Cuba ha advertido que los cortes de electricidad continuarán hasta nuevo aviso debido al déficit de capacidad de generación.
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El panorama en las calles refleja el descontento y la desesperación de los cubanos. En diferentes ciudades, se ha visto a mujeres y niños golpeando cacerolas, una forma tradicional de protesta, exigiendo una sola cosa: "¡Queremos la luz!". Estas manifestaciones se han repetido en toda la isla, con la esperanza de que sus voces sean escuchadas y se busque una solución urgente a la crisis energética.
En medio de la crisis, algunos comerciantes intentan continuar operando, pero la incertidumbre hace difícil planificar a largo plazo. No hay soluciones claras a la vista, y la economía se tambalea. La falta de electricidad ha forzado a muchos negocios a cerrar temporalmente, mientras que otros luchan por mantenerse a flote en medio de apagones constantes e imprevisibles.
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Una de las pocas soluciones presentadas por el gobierno ha generado una ola de indignación. Se ha propuesto la venta de paneles solares a las familias cubanas, pero a un precio de 55,000 pesos, alrededor de 500 dólares, una cifra que resulta inalcanzable para la gran mayoría de la población. Esta medida ha sido vista como un intento por trasladar la responsabilidad de la crisis a las familias, obligándolas a costear una alternativa que pocos pueden permitirse.
LAS CONSECUENCIAS DE OSCAR Y LOS APAGONES
Local
El huracán Oscar golpeó fuertemente las provincias orientales de Cuba, sumergiendo a San Antonio del Sur, en Guantánamo, en una crisis sin precedentes. Los relatos de los residentes reflejan una escena de desolación y abandono. Sin recibir ayuda, con sus hogares bajo el agua, muchos se vieron obligados a improvisar estrategias de supervivencia en medio de las peligrosas inundaciones.
Una residente de San Antonio del Sur dice: “Mija, aquí nos estamos ahogando, el agua nos da por encima del pecho, tengo a Leo encaramado arriba del clóset”.
Los vecinos aseguran que ni el gobierno local ni el partido acudieron a la zona para ayudar, dejándolos a su suerte frente al embate del huracán.
Otro residente relató cómo, en ausencia de ayuda oficial, tuvo que evacuar a 29 niños, temiendo por sus vidas mientras las calles se llenaban de agua. “Nos dejaron solos, no había nadie para rescatarnos”, afirmó este vecino, quien no dudó en expresar su frustración frente al propio presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, cuando este visitó la zona devastada.
Guantánamo y sus alrededores han pasado días sin electricidad, lo que ha multiplicado las complicaciones. En el municipio de Salvador, los cortes eléctricos se prolongaron hasta las 96 horas continuas, un apagón que ha sumido a la población en la desesperación y el agotamiento. “El calor, los mosquitos, el dengue... sin ventilador, no hay perspectiva de solución y no creo que la habrá”, comentó uno de los afectados.
La respuesta oficial fue un helicóptero del ejército cargado con suministros básicos, que fue enviado a algunas de las zonas aisladas. Sin embargo, muchos habitantes consideran esta ayuda insuficiente y tardía.
La situación en la capital, aunque distinta, también es alarmante. A medida que los efectos de la tormenta se extendían, los apagones prolongados en La Habana han afectado la vida cotidiana, provocando que muchas personas pierdan sus alimentos, ya que sin electricidad para los refrigeradores, la comida comenzó a descomponerse. “Ha sido un infierno estar sin luz, mucha gente perdió la comida; sin gas y sin agua, porque sin corriente no funcionan las bombas de agua”, explicó una vecina.
Ante la devastación, las expectativas de recuperación son pocas. Durante su visita a las zonas afectadas, Díaz-Canel rechazó la ayuda ofrecida por Estados Unidos, solicitando en su lugar el levantamiento del embargo económico como medida para enfrentar la crisis.
Por otro lado, países como México han respondido con apoyo a través de donaciones, y la presidenta Claudia Sheinbaum ha anunciado que evaluarán la posibilidad de enviar combustible a la isla, una medida que podría aliviar temporalmente la situación energética de Cuba.
