El quinto juego de las finales de la Stanley Cup se vivió con una pasión desbordante en las gradas del Iceplex de Fort Lauderdale, hogar de los Florida Panthers. Los fanáticos llenaron el estadio con esperanza y entusiasmo, apoyando a su equipo.
Irane Masiel, una seguidora ferviente de los Panthers, expresó su alegría: “Estoy muy feliz porque es la primera vez que vengo a asistir.” Sin embargo, esa felicidad inicial se desvaneció rápidamente cuando los Oilers tomaron la delantera en el marcador. Las expresiones en las caras de los aficionados reflejaban incredulidad y desánimo.
Minelva, otra seguidora leal, comentó: “El sábado estaba muy mal, perdimos mucho, pero esta noche vamos a ganar".
Cada gol del equipo contrario parecía aplazar el sueño de hacer historia para los Panthers. Sin embargo, la esperanza resurgió con un tercer gol de los "Gatos", lo que levantó el ánimo de la multitud.
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Irane Masiel volvió a animarse: “Ahí podemos ganar, ahí da chance para ganar.” Bryan Valle, otro fanático devoto, añadió con optimismo: “Ya son 30 años para que tengan su copa".
El grito de la multitud simbolizaba la espera de varias décadas, un sueño compartido por familias enteras en todo el estado. Bryan Valle explicó lo que significaría la victoria para el equipo: “Significaría que el equipo es un equipo que puede dominar en la liga. Que puede ser uno de los dominantes".
