En medio de la tragedia y la destrucción que dejó a su paso el violento tornado que azotó Wellington el pasado 9 de octubre, una historia de milagro emerge de los escombros.
Ramiro Pedro, quien perdió su hogar en cuestión de minutos, no duda en atribuir a su fe en Dios el hecho de que su familia de 15 miembros haya sobrevivido.
Noticias de Florida 24/7 en Telemundo 51.
“Dios mío, qué grande es Dios que no me pasó algo mal con mi familia, gravemente heridos, pero con vida”, fueron las primeras palabras de Ramiro mientras observaba lo que quedaba de su casa. El impacto del tornado fue tan devastador que la estructura quedó completamente destruida, dejando a los 15 miembros de la familia atrapados bajo los escombros.
En medio del caos, la hija de Ramiro logró hacer una llamada desesperada al 911. El audio de la llamada revela el pánico:
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Hija: ¡Un tornado golpeó mi casa!
911: ¿Alguien quedó atrapado en la casa?
Hija: Mi papá, mi mamá, mi hermanito menor, la esposa de mi hermano”.
Local
Los vecinos de la familia de Pedro no dudaron en acudir al lugar del desastre. Armados con lo que tenían a mano, comenzaron a remover los escombros y lograron rescatar, uno por uno, a todos los miembros de la familia. Un video grabado por celular muestra el preciso instante en que los vecinos sacaban de entre los restos a los sobrevivientes, heridos, pero conscientes.
“Gracias a Dios, los vecinos nos vinieron a ayudar”, comenta Ramiro con profunda gratitud. Para él, la imagen de estar atrapado bajo toneladas de escombros es una escena que se repite en su mente cada noche.
“Cada vez que uno duerme, siempre llega a la mente cómo se siente uno cuando estaba bajo un gran escombro, toneladas, no poco”, recuerda con una mezcla de tristeza y alivio.
Ramiro, consciente de la fragilidad de las casas móviles como la suya, ha aprendido una dolorosa lección de esta experiencia. Ahora, su consejo para cualquier persona que viva en una estructura similar es claro y contundente: “Si viene un huracán o un tornado, por favor, abandonen la casa móvil. No es segura”.
Ramiro confiesa que regresar al lugar donde estaba su hogar lo llena de tristeza, ya que “todo se ve destruido; no queda nada”.
Para Ramiro y su familia, el desafío ahora es reconstruir no solo su hogar, sino también las ilusiones que el tornado intentó arrancarles.