Si hay algo que define a Hialeah, además de su esencia hispana y su espíritu trabajador, es el café. Y si se pregunta dónde se toma el mejor café en esta vibrante ciudad, la respuesta es simple: donde se disfruta el momento. “El café que estamos tomando ahora, el que se comparte aquí, es el mejor”, afirma con una sonrisa el alcalde Esteban Bovo, alguien cuya historia está profundamente entrelazada con la de esta comunidad.
Con el tiempo, la vida laboral lo condujo al corazón de Hialeah, donde encontró no solo oportunidades, sino también un hogar y un propósito.
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Hialeah es, posiblemente, la ciudad más hispana de Estados Unidos, un refugio donde el sueño americano sigue latiendo con fuerza. “Es una ciudad obrera, humilde, donde muchos vienen en busca de libertad y la encuentran”, reflexiona. Su historia es reflejo del espíritu de la ciudad: perseverancia, sacrificio y amor por la comunidad.
De servidor público a líder
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Hijo de un exiliado cubano que formó parte de la Brigada 2506, su vocación por el servicio público se consolidó hace 27 años. Decidió involucrarse en la política no solo como residente, sino como un defensor activo de los intereses de la ciudad. Su trayectoria lo llevó por distintos niveles de gobierno: el Concejo Municipal de Hialeah, la Cámara de Representantes de Florida y la Comisión de Miami-Dade.
Aunque su intento por liderar el condado de Miami-Dade en 2020 no prosperó, en 2021 regresó a su verdadero hogar: Hialeah. Esta vez, como alcalde.
Si tuviera que elegir un instante clave de su vida en Hialeah, sería el día en que se casó con su esposa, Viviana. Su historia de amor comenzó en el hipódromo de la ciudad y, en un guiño del destino, allí mismo celebraron su boda. Juntos, han formado una familia con cinco hijos y han compartido no solo alegrías, sino también los retos que conlleva la vida pública.
Durante su mandato, enfocó sus esfuerzos en impulsar las pequeñas empresas y promover el desarrollo económico local. Hialeah, una ciudad con más de un siglo de historia, se transforma ante sus ojos con nuevos proyectos inmobiliarios, el establecimiento de jóvenes profesionales que desean echar raíces y una infraestructura de transporte que conecta mejor a la comunidad. “Ahora contamos con tres estaciones del metro, dos de ellas a solo diez minutos de la playa y del aeropuerto”, comenta.
Un nuevo rumbo
Tras más de dos décadas de carrera política, es momento de apoyar a su esposa en su nueva etapa profesional. “Ella ha estado a mi lado durante 26 años en esta locura de las campañas y la exposición política. Ahora me toca a mí respaldarla”, dice.
Sin embargo, la política podría seguir llamando a su puerta. Aunque por ahora su prioridad es la familia, no descarta un regreso a la arena política si se presenta la oportunidad adecuada. “No creo tener otra aspiración en el futuro, pero nunca se puede decir 'nunca'”, admite.
Por ahora, su agenda incluye algo más sencillo pero igual de importante: asegurarse de que su hijo llegue puntual a la escuela y haga sus tareas. Porque, en definitiva, el verdadero legado no está solo en la política, sino en la familia y en la comunidad que lo vio crecer.
