asesinato

Dan último adiós a repartidor de comida asesinado

El pasado 8 de junio, en Opa-locka en Miami fue asesinado Alejandro Linares, un joven venezolano que había llegado recientemente a Miami .

Telemundo

El pasado 8 de junio, en Opa-locka en Miami fue asesinado Alejandro Linares, un joven venezolano que había llegado recientemente a Miami .

Ronald González, amigo cercano de Alejandro, recuerda con cariño los momentos compartidos. "Yo viví con él... Me apoyó muchas veces, en tantas cosas... Yo era como su hermano menor, el más pequeño... Éramos amigos, amigos," dice Ronald, con la voz quebrada por la emoción. Los mensajes que conservaba de Alejandro eran una prueba de su amistad y de sus planes futuros. Apenas en diciembre, Alejandro había llegado a Estados Unidos y Ronald lo había animado a mudarse de Dallas a Miami para empezar una nueva vida juntos.

El 8 de junio, Alejandro salió de casa para hacer una entrega de alimentos, un trabajo que había estado realizando también en Texas. Esa misma noche, Ronald recibió la llamada que cambiaría todo. "Estábamos coordinando para vernos ese fin de semana... Estábamos felices... Y ese mismo día me llamaron y me dieron la noticia que nadie cree... Pero solo Dios sabe el porqué de las cosas," relata Ronald.

Según la policía, Alejandro fue asesinado a tiros por un sujeto sin motivo aparente en un conjunto residencial de Opa-locka. El agresor, identificado como Dawayen Bendross, permanece en la cárcel, mientras que su madre reveló que había sido diagnosticado con esquizofrenia y trastorno bipolar.

Alejandro, oriundo de Venezuela, había emprendido una larga travesía para llegar a Estados Unidos. Yuleidis, compañera de viaje de Alejandro, lo describe como una persona excelente en todos los aspectos de su vida. "Se vino para cumplir el sueño de su hijo, quería que fuera un profesional del béisbol, y se vino con ese sueño," comenta Yuleidis, subrayando la determinación de Alejandro para brindar un mejor futuro a su familia.

Andreina, vecina de Alejandro, aún no puede creer lo sucedido. "Nadie se imagina que al salir a trabajar en Miami, pasaría esto. Entonces nosotros aún no lo entendemos," dice Andreina. Ella solo había conocido a Alejandro y su familia por cuatro días antes de la tragedia, pero esos pocos días fueron suficientes para sentir el impacto de su pérdida. "Las oraciones no están de más. Ha sido un momento muy difícil, y eso es necesario, tanto para ella como para su familia," añade Andreina, enfatizando la importancia del apoyo comunitario en tiempos de duelo.

El dolor y la incredulidad persisten entre quienes conocieron a Alejandro. Su esposa, Katherin Silva, está devastada, y todos los que compartieron algún momento con él ahora exigen justicia. Quieren asegurarse de que el responsable de su muerte pague por su crimen y que la memoria de Alejandro sea honrada.

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