La incertidumbre y el miedo se han convertido en la nueva realidad de Midalys López Corrales, una residente de Hialeah que lucha por la libertad de su esposo, Octavio Pérez Rodríguez. Desde hace más de un mes, Octavio permanece detenido en el Centro de Detención Krome, un lugar que, según su testimonio, se ha convertido en una pesadilla.
En una llamada grabada por su esposa, se escucha la voz quebrada de Octavio describiendo su situación.
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"Titi, me estoy muriendo, tengo un dolor… no puedes imaginarte lo que estoy pasando", le dijo a Midalys en uno de los pocos momentos de contacto que han tenido.
La desesperación ha llegado a tal punto que Octavio ha solicitado su deportación, una decisión extrema que, según su esposa, refleja las condiciones inhumanas en las que se encuentra.
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Octavio llegó a Estados Unidos en 2022 junto a su esposa y sus dos hijos, atravesando la frontera en busca de una nueva vida. Sin embargo, su situación migratoria quedó en el limbo. A diferencia de su familia, que ya obtuvo la residencia, su caso seguía pendiente debido a una deportación previa en 2019.
El 25 de febrero pasado, creyó que su situación daría un giro positivo. Le pidieron que se presentara con un traductor, lo que interpretó como una señal de que finalmente recibiría su estatus legal. Pero en lugar de buenas noticias, recibió un golpe devastador: fue detenido de inmediato.
"Él fue con la esperanza de recibir sus papeles. Es un hombre trabajador, renovó su permiso de trabajo y no esperaba esto", lamentó Midalys.
Desde entonces, la vida en casa se ha vuelto un calvario. Su hijo pequeño pregunta constantemente por su padre, y la única respuesta que su madre puede darle es que está trabajando.
Más allá del dolor de la separación familiar, Midalys denuncia las condiciones dentro del centro de detención.
"Estuvo once días durmiendo en el piso. No le dan medicamentos, no recibe la atención médica que necesita. Las condiciones son pésimas", asegura con indignación.
El panorama se vuelve aún más preocupante con la reciente sobrepoblación en las instalaciones de ICE, algo que la agencia ha reconocido públicamente.
En un comunicado, ICE afirmó:
"Garantizar la seguridad y el bienestar de las personas bajo nuestra custodia es una prioridad absoluta. Algunas instalaciones están experimentando sobrepoblación temporal debido al reciente aumento de detenidos. Estamos implementando medidas para gestionar la capacidad, manteniendo nuestro compromiso con el trato humano".
Midalys no oculta su angustia. Sabe que su esposo violó la ley al reingresar tras su deportación, pero insiste en que su familia merece una segunda oportunidad.
"Sé que cometió ese error, pero tiene que haber una solución. No puede ser que la única salida sea la deportación", reclama.
Mientras tanto, Octavio sigue tras las rejas, enfrentando una batalla en la que el tiempo, la burocracia y las duras condiciones carcelarias juegan en su contra. Su familia, desde afuera, solo espera que las autoridades reconsideren su caso y le permitan volver al hogar que, con tanto esfuerzo, intentó construir en Estados Unidos.