José Antonio Cue estuvo cuatro meses en prisión en Cuba antes de su juicio, por eso sabe muy bien lo que significa una sentencia de 10 años en una cárcel de la isla. Esa fue la razón por la que arriesgó su vida para llegar a EEUU, sin embargo, ahora corre el peligro de una deportación.
Salieron de Cuba en una embarcación rústica que construyeron con tanques de 55 galones así desafiaron el mar. “Era eso. Lanzarme al mar o ir preso”, cuenta José Antonio Cue, quien trajo consigo un periódico, donde aparece su nombre en la lista de sancionados por las manifestaciones del 11 de julio en Matanzas.
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De lo vivido ese día cuenta: “Se empiezan a escuchar rumores de que había manifestaciones en la calle Real, en Cárdenas. Veo aquello, el pueblo manifestándose, desatado como nunca se había visto”.
Fue así como se sumó a las protestas -que según cuenta-, fueron reprimidas de manera muy violenta por la policía. “Ya la manifestación se les había ido de las manos a ellos. Tenían miedo. La policía tenía miedo”, recuerda.
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José Antonio Cue se lanzó al mar con documentos que son la evidencia de un juicio en su contra por exigir un cambio en Cuba, pero antes de conocer su sentencia, estuvo cuatro meses en prisión.
“Esas prisiones son lo más desagradable que puedes ver. No hay agua, las cucarachas te caminan por el cuerpo. Hay olor a orina. Es un cuarto trancado, sin ventilación, húmeda, eso es lo más infernal que hay”, relata de su experiencia.
Cue cuenta que ya tenía fecha para ingresar a prisión donde debía cumplir 10 años por sabotaje y dos años por desorden público, cuando toma “la decisión de escapar. Sin embargo, al llegar a Estados Unidos recibió una orden de deportación, que en cualquier momento podría hacerse efectiva”.
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Eduardo Soto, su abogado de inmigración, quiere frenar esa orden de deportación, pero José Antonio Cue ya tiene una cita para presentarse ante ICE.
“A veces estoy durmiendo y me despierto. Y me parece que estoy escapando de Cuba”, relata el cubano, para quien la posibilidad de una deportación se ha convertido en su pesadilla. José Antonio Cue dice que en casi dos años, logró construir una nueva vida en Estados Unidos. “Me siento libre, realizado”.
Regresar sería perder su libertad, asegura José Antonio Cue, quien está pidiendo “una segunda oportunidad porque tengo mucho que aportarle a este país”.
