En el este de Hialeah, una familia continúa enfrentando semanas de desesperación. Desde que un incendio ocurrido el pasado 25 de noviembre destruyó una sección trasera de la vivienda donde residen, José, su esposa y su hijo siguen viviendo entre escombros y, lo que es peor, sin electricidad.
Al ingresar al pequeño anexo donde la familia ha vivido durante los últimos seis años, conocido comúnmente como un efficiency, la situación es desoladora. Paredes ennegrecidas, falta de servicios básicos y la incertidumbre diaria han convertido lo que era su hogar en un espacio inhabitable.
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María González Cruz, quien vive en la propiedad junto a su familia, describe las dificultades que atraviesan desde el incendio. “Llevamos semanas así, sin electricidad y sin saber qué hacer”, expresa con frustración.
A pesar de que el fuego afectó únicamente un cuarto trasero, la propiedad fue marcada por la ciudad de Hialeah como “insegura”. Un aviso colocado en el lugar exige que los propietarios reparen los daños antes de que la vivienda pueda ser declarada habitable nuevamente. Sin embargo, los procesos para levantar este tipo de restricciones suelen ser largos y complejos.
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La hija de la dueña de la propiedad, quien se ha mantenido en contacto con las autoridades locales, insiste en que se está trabajando para resolver el problema, aunque el proceso avanza con lentitud.“Nos hemos comunicado con la ciudad, pero todavía estamos esperando que nos den una solución concreta”, afirmó en declaraciones telefónicas.
Mientras tanto, José y su familia aseguran haber buscado ayuda de la ciudad, pero denuncian no haber recibido una respuesta clara ni asistencia para resolver su situación actual. Sin electricidad y con los servicios limitados, la vida cotidiana se ha convertido en una lucha constante.
“No sabemos a dónde ir ni qué más hacer. No tenemos otro lugar”, relata María.
Local
Aunque la propiedad no muestra daños estructurales evidentes más allá del área afectada, la burocracia y los procesos municipales pueden prolongar la recuperación de los residentes por semanas o incluso meses.
Mientras tanto, José, María y su hijo continúan viviendo en la oscuridad. La familia hace un llamado urgente tanto a las autoridades de Hialeah como a la comunidad para encontrar una solución que les permita retomar una vida digna.
“Solo queremos volver a tener luz y poder vivir con normalidad. No pedimos más”, concluyó María.
