Un año del asalto al Capitolio: los acusados, las investigaciones y los misterios

Este jueves, se cumple el primer aniversario de la irrupción a la sede legislativa por una turba de seguidores del expresidente Donald Trump, quienes buscaban impedir la certificación de los resultados electorales de 2020.

El 6 de enero del 2021, cientos de personas irrumpieron en la sede del Congreso en Washington DC, un incidente que dejó muertos y cientos de arrestados. Para ver más de Telemundo, visita https://www.nbc.com/networks/telemundo

El 6 de enero de 2021 pasó a la historia como un día inolvidable para los estadounidenses -- por las peores razones. A un año del violento evento, las imágenes del asalto de la turba de seguidores del expresidente Donald Trump al edificio legislativo de Estados Unidos aún sorprenden. Los manifestantes abrumaron las fuerzas del orden e ingresaron violentamente al Capitolio federal con un cometido: impedir la certificación de los resultados de las presidenciales de noviembre, que daban el triunfo al demócrata Joe Biden. 

Una vez que superaron todas las barreras de seguridad a los golpes, portando bates, palos y aerosoles químicos, atacando a los agentes del orden, rompiendo ventanas, escalando muros y usando otros mecanismos de fuerza, los asaltantes recorrieron los pasillos, gritando consignas sobre un supuesto fraude electoral - un alegato sin pruebas promovido por Trump y sus allegados. Buscaban al vicepresidente Mike Pence -- a quien tildaban de traidor --, a la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y a otros congresistas.

Sus acciones sembraron el pánico entre los legisladores, que se vieron obligados a suspender la sesión de certifiación y fueron evacuados de emergencia de la Cámara baja para ser llevados a refugios seguros. 

Los estadounidenses - y el resto del mundo - miraban atónitos. "Nunca pensé que esto pasaría en Estados Unidos", repetían ese día los presentadores de la televisión, asombrados.  

Pero pasó. 

El evento dejó un saldo de cinco muertos, entre ellos la manifestante Ashli Babbitt, quien recibió un disparo de un agente del Capitolio, y el policía Brian Sicknick quien colapsó y falleció horas después del violento ataque. 

Según analistas, la insurrección fue una clara advertencia de la posición vulnerable en la que se encuentra la democracia de la nación norteamericana y de los peligros de la polarización que se ha exacerbado en la sociedad estadounidense en los últimos años.

Cientos de manifestantes irrumpieron en la sede del Congreso el 6 de enero de 2021, para interrumpir la certificación de los resultados electorales de noviembre 2020. EFE/Archivo.

LOS ACUSADOS

Jacob Chansley y Richard Barnett fueron dos de los cientos de protagonistas del asalto al Capitolio que hoy deben pagar sus actos ante la ley. Para ver más de Telemundo, visita https://www.nbc.com/networks/telemundo

Tresciento sesenta y cinco días después, son 725 los acusados por su participación en la insurección. Más de 225 enfrentan cargos por agredir a oficiales o impedir su labor, y 75 han sido procesados por uso de un arma peligrosa o por causar lesiones graves a un oficial, según los últimos datos del Departamento de Justicia.

Aproxidamente 640 enfrentan cargos de ingresar a un edificio o un área restriginda del gobierno. 

Solo unos 40 enfrentan cargos de conspiración, sea para obstruir un procedimiento del Congreso, para impedir el trabajo de las fuerzas del orden durante desorden civil, para herir a un agente o alguna combinación de estas tres. 

Los fiscales federales han llegado a acuerdos de culpabilidad con 165 acusados, de los cuales aproximadamente 145 han aceptado su responsabilidad por delitos menores, de acuerdo al balance más reciente de la justicia estadounidense. Solo 26 se han declarado culpable por crímenes significativos, entre ellos seis que han aceptado haber agredido a agentes de la policía. 

El miércoles, el fiscal general de EE.UU, Merrick Garland, afirmó que la justicia estadounidense perseguiría a los autores del ataque al Capitolio en “todos sus niveles”, tanto si estuvieron presentes en el edificio federal o fueron responsables de otro modo.

Entre las sentencias más destacadas hasta ahora está la de Jacob Chansley, el hombre que ingresó al edificio disfrazado de bisonte y conocido como el "chamán de QAnon", que en noviembre fue condenado a 41 meses de prisión.

Jacob Chansley, el hombre que ingresó al edificio disfrazado de bisonte y conocido "chamán de QAnon", en noviembre fue condenado a 41 meses de prisión. EFE/EPA

Otra es la de Robert Palmer, de 54 años, quien hasta ahora ha sido el acusado por la insurrección condenado a más tiempo tras las rejas. El sujeto, oriundo de Florida, tiró varios objetos a la policía durante el violento evento, incluyendo un extinguidor de fuego. Fue sentenciado a cinco años.

Otra sentencia que sobresalió fue la de Cleveland Meredith, Jr., quien viajó armado desde Colorado a Washington D.C. para el mítin proTrump del 6 de enero y que amenazó en mensajes de texto con matar a Pelosi. Aunque Meredith no llegó a tiempo a la capital para participar en las manifestaciones por problemas con su vehículo, el hombre recibió 28 meses en la cárcel por enviar "amenazas interestatales" contra la congresista. 

Se espera que en el 2022 concluyan otros casos de alto perfil, como el del expolicía de Nueva York Thomas Webster, quien según fiscales fue captado en video agrediendo a un agente de la Policía del Capitolio. También están los de dos expolicías de Virginia y un oficial de la DEA que ingresaron junto a la masa de amotinados al edificio. Todos se han declarado no culpables. Asimismo, un número de miembros de los grupos derechistas Proud Boys y Oath Keepers detenidos por el asalto aguardan sus juicios. 

La gran mayoría de estos casos se definirán en la corte federal de Washington, D.C. 

POLICÍA DEL CAPITOLIO, UN AÑO DESPUÉS

El asalto evidenció las deficiencias dentro de la corporación que resguarda el edificio federal. 

La gran pregunta que persiguió al liderazgo de esa fuerza del orden el día del asalto y los posteriores: ¿cómo fue posible que la policía estuviera tan poco preparada para una situación como esta, aún cuando desde semanas antes se advertía de llamados a través de las redes sociales a la violencia en el Capitolio el 6 de enero?

Unos 140 oficiales fueron agredidos durante la insurrección, incluyendo 80 de la Policía del Capitolio y 60 del Departamento de la Policía Metropolitana. El incidente de seguridad causó además la renuncia de altos funcionarios de la Policía del Capitolio, incluida la del entonces jefe Steven Sund, además de un éxodo masivo de agentes. 

Desde entonces, han habido llamados en diversos espacios - desde legisladores hasta los mismos miembros de la corporación - para que se mejore la comunicación, el entrenamiento, los métodos de inteligencia y se aumente el número de oficiales que protege el Capitolio.

J. Tom Manger, quien asumió el liderazgo de la Policía del Capitolio en julio, dijo ante un comité del Congreso el miércoles, 5 de enero que, aunque “aún queda mucho trabajo por hacer” la corporación había hecho “mejorías significativas” a sus operaciones y capacidad de respuesta, incluyendo la adopción de docenas de sugerencias emitiadas por la Oficina del Inspector General. 

Sin embargo, Manger recalcó que el departamento contaba con 400 agentes menos de los que requería, y que planea contratar unos 280 oficiales adicionales este año fiscal. 

La seguridad de los Congresistas sigue preocupando a muchos. En el 2021 se registraron más de 9,600 amenazas, según indicó la congresista Amy Klobuchar. 

Adicionalmente, la insurreción trajo a la mesa el debate sobre la capital estadounidense y su poder de activar a la Guardia Nacional sin requerir el visto bueno de la Casa Blanca. 

TRUMP Y EL ASALTO AL CAPITOLIO

A finales de junio, tras intentos fallidos y resistencia de los líderes republicanos de establecer una comisión bicameral independiente similar a la de que investigó los atentados del 11 de septiembre, la Cámara de Representantes - dominada por los demócratas - decidió crear un comité especial para investigar este evento - integrado por siete congresistas liberales y dos conservadores. Aunque el grupo no tiene la autoridad de presentar cargos, sí puede remitir sus hallazgos y recomendaciones al Departamento de Justicia, para que este tome acciones penales. 

EFE
El entonces presidente Donald Trump sostuvo un mítin la mañana del 6 de enero de 2021, en el que urgió a sus seguidores a "retomar" Estados Unidos. EFE

La comisión se ha enfocado en el rol que Trump y sus aliados jugaron antes del asalto, particularmente, sobre si este fue incitado por ellos y sus teorías conspirativas sobre un presunto fraude electoral. Los legisladores han recolectado 35,000 páginas de documentos a la fecha y entrevistado a más de 300 testigos.

La comisión ya ha citado a más de 50 personas, incluidos varios allegados del exmandatario, como su exjefe de gabinete, Mark Meadows, su controversial asesor ultraderechista Steve Bannon y hasta a presentadores de televisión simpatizantes de Trump, como Sean Hannity, de Fox News. 

Trump ha invocado su privilegio ejecutivo para no colaborar con el comité y actualmente se encuentra en una lucha legal, que ha llegado a la Corte Suprema, para impedir la entrega y publicación de decenas de documentos de cuando ocupaba el ejecutivo.

EFE
El exasesor, Roger Stone (I), exjefe de gabinete, Mark Meadows, (C), y el controversial asesor ultraderechista Steve Bannon (D)

Él y sus aliados han tachado la comisión de estar parcializada y de ser solo una manipulación de los demócratas, comparando la investigación con sus dos juicios políticos, que no fueron fructíferos. 

Se espera que la comisión empiece a dar a conocer sus hallazgos en los próximos meses.

LOS MISTERIOS NO RESUELTOS

A un año del violento evento, quedan aún varias incógnitas. 

La primera, que sigue desconcertando a las autoridades, está relacionada a un incidente que se registró la noche antes del asalto. Una persona puso bombas caseras - que según las autoridades estaban activas - afuera de las sedes del partido republicano y del partido demócrata, ubicadas a solo unas cuadras del palacio legislativo. 

FBI

Estos artefactos fueron descubiertos la mañana del 6, solo unos minutos antes de que los manifestantes irrumpieran en el Capitolio. Según le dijo el exjefe de la Policía del Capitolio Steve Sund al Congreso, el hallazgo causó el desvío de recursos policiales y oficiales, justo cuando eran más necesitados. 

“Estábamos lidiando con dos bombas caseras que fueron puestas específicamente cerca del borde de nuestro perímetro, yo sospecho, para quitar recursos de la escena. Creo que hubo una coordinación significativa en este ataque”, declaró Sund en febrero.  

Doce meses después y pese al arduo esfuerzo de los funcionarios federales, la identidad del responsable sigue siendo desconocida. El Buró Federal de Investigaciones (FBI) ha publicado un número de videos de seguridad donde muestran al sospechoso con una capucha y mochila merodeando por el vecindario de Capitol Hill, y la recompensa supera los $100,000. 

Según reporta AP, este es solo uno de los cientos de sospechosos aún buscados por el FBI en relación con los eventos del 6 de enero. Al menos 250 personas que fueron captadas agrediendo a agentes del orden ese día todavía no han sido fichadas o capturadas.

Otra de las preguntas sin respuesta está relacionada con un símbolo de terror racial que fue colocado en el frente oeste del Capitolio el día de la insurrección. Una horca y un nudo corredizo de color naranja fueron expuestos el 6 de enero en el lado oeste del Capitolio. Sin embargo, en ninguna de las miles de páginas de documentos judiciales revisadas por NBC Washington se halló referencia sobre esos artículos. 

Una horca y un nudo corredizo de color naranja, símbolos asociados al terror racial en Estados Unidos, fueron expuestos el 6 de enero de 2021 en el lado oeste del Capitolio.

La tercera gran incógnita es quizá la más importante - y la más complicada de resolver: ¿Fue la irrupción al Capitolio planificada?; y de haberlo sido, ¿quiénes fueron los cerebros detrás de la operación?.

Pese a que algunos acusados en relación con los eventos de ese día enfrentan cargos de conspiración para interrumpir un proceso oficial, aún no está claro si entre sus planes estaba el ingresar a la fuerza a la sede federal.

Expertos legales afirman que la manera más efectiva de hallar una respuesta es a través de acuerdos acusatorios con los soldados de a pie o "peces más pequeños" - aquellos que estuvieron en la primera línea, irrumpiendo en el edificio federal.

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