El calentamiento anormal de la superficie marina y la abundante humedad disponible en la atmósfera debido a temperaturas cada vez más elevadas favorecen la formación de huracanes cada vez más intensos.
Vivir cerca del mar trae consecuencias y más allá del oleaje y las corrientes de resaca. Nos expone, durante el paso de un huracán, al serio peligro de la penetración del mar.
Son varios los elementos que contribuyen a la formación de la marejada ciclónica. Entre ellos están: la presión atmosférica, el viento, las mareas, el oleaje y la inclinación de la plataforma marina.
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Los ciclones tropicales son centros de bajas presiones y por ende estos ejercen menor presión sobre la superficie marina, lo cual provoca que cerca del ojo de la tormenta, el nivel del mar aumente.
El elemento que ejerce mayor influencia en el tipo de marejada ciclónica que impactará una comunidad costera es el viento. Cuando este sopla fuerte en una misma dirección y perpendicular a la línea costera, mueve un gran volumen de agua que no puede regresar al mar porque está recibiendo un impulso constante hacia tierra.
Con el tiempo, comienza a acumularse, los ríos y canales crecen, y comienzan las inundaciones.
Si agregamos el efecto del oleaje y las mareas, el incremento del nivel del mar en un huracán intenso pudiera superar los 20 pies de altura.
Somos una comunidad costera–ese hecho nos hace vulnerables, sobre todo las localidades más cercanas al mar y aquellas de pobre infiltración y escurrimiento. Conocer si tú te encuentras en un área de evacuación es fundamental para estar preparado en esta temporada ciclónica.