Si pensabas que las mentes brillantes solo existían en las películas es tiempo de que conozcas a Jacob Barnett, un joven de 14 años que cursa un doctorado en física cuántica y que los expertos aseguran tiene un coeficiente intelectual superior al de Albert Einstein, ya lo señalan como el futuro premio Nobel por su teoría original sobre astrofísica. Pero el genio y brillo de este niño prodigio de Indiana estuvo a punto de apagarse por el autismo que le diagnosticaron a los 4 años. La madre de Jacobo, Kristine Barnett, cuenta las dificultades y los increíbles descubrimientos por los que pasó desde que se enteró que su hijo padecía este trastorno que afecta la socialización, la comunicación y la imaginación de los niños. “Jacob siempre estaba en casa rodeado de maestros en educación especial que le guiaban en sus terapias con estrictos ejercicios, centrados en desarrollar sus habilidades más básicas” En un principio enfrentó serias barreras para encontrar la educación adecuada para Jacob, así que Kristine Barnett decidió ocuparse personalmente de él y lo preparó para que entrara en la escuela con otros niños. “Cada vez se encerraba más en sí mismo, se acurrucaba entre libros en los rincones de la casa y ya no jugaba con sus amigos" en palabras de Kristine. Desde pequeño, cuenta la madre, “memorizaba cada calle de las ciudades donde íbamos de viaje y luego recreaba los planos en el suelo de nuestra casa con bastoncillo, recitaba de memoria el alfabeto de principio a fin incluido de la Z a la A, y dibujaba patrones matemáticos en el suelo con una cuerda” ¿Qué hizo la madre de Jacob Barnett para ayudarlo a superar su enfermedad? "El secreto fue permitirle hacer lo que mejor sabía: llenar el suelo y las paredes de modelos matemáticos. Una vez superó la barrera del habla a los 4 años volvió a hablar, lo hizo en cuatro idiomas", cuenta Kristine Barnett para entrevista con la BBC. Jacob comenzó un sobresaliente aprendizaje que lo llevaría a la Universidad con apenas 11 años. Un año después ya recibía un sueldo como investigador de física cuántica y ayudaba a alumnos de la Universidad en sus trabajos como profesor adjunto. Para Kristine Barnett, todos los niños "tienen un don especial". La meta, dice, es saber rodearlos de "muchosidad" una gran cantidad de cosas que el niño o la niña adoren. "Sólo así se podrá sacar lo mejor de ellos".
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FUENTES:
BBC